El inicio de la lactancia materna es una etapa crucial en la vida de una madre y su bebé. Es un proceso que requiere paciencia, práctica y el apoyo adecuado para que ambos puedan adaptarse y establecer una rutina efectiva. En este artículo, exploraremos en detalle cómo se debe iniciar la lactancia materna, abordando temas clave como el momento óptimo para comenzar, la técnica de agarre correcto, la llegada y el aumento de la producción de leche, y cómo manejar los desafíos comunes en las primeras semanas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF recomiendan iniciar la lactancia materna dentro de la primera hora después del nacimiento del bebé. Este momento crucial, conocido como «la hora dorada», es cuando el recién nacido está más alerta y receptivo para establecer el vínculo y comenzar a amamantar.
Inmediatamente después del parto, se debe colocar al bebé en contacto piel con piel con la madre, lo que facilita que el pequeño busque el pecho y se enganche de manera natural. Este contacto temprano no solo ayuda a iniciar la lactancia, sino que también promueve la producción de oxitocina, la hormona del amor, que facilita el reflejo de eyección de la leche.
En caso de que el parto haya sido por cesárea o si existen complicaciones que impidan el contacto inmediato, se debe procurar que el bebé tenga este contacto piel con piel lo antes posible, ya sea con la madre o con el padre. Esto ayudará a que el recién nacido se sienta seguro, querido y cálido hasta que la madre esté lista para intentar el primer agarre.
Una vez que el bebé esté en contacto con la madre, es importante observar sus señales de hambre, como movimientos de búsqueda, succión de los labios o la lengua, y acercar el pezón a su boca para que intente agarrarse por sí mismo. Este proceso, conocido como «gateo hacia el pecho», permite que el bebé explore y se enganche de manera natural.
Si el bebé no se agarra de forma espontánea, se puede ayudar suavemente acercando el pezón a su boca, estimulando sus mejillas para que abra la boca y, una vez abierta, acercarlo rápidamente al pecho. Es importante asegurarse de que el bebé abarque no solo el pezón, sino también parte de la areola, la zona oscura alrededor del pezón.
Un buen agarre se caracteriza por:
Si el agarre no es correcto y el amamantamiento resulta doloroso, es importante corregirlo de inmediato, ya que un mal agarre puede provocar lesiones en los pezones y dificultar la producción de leche.
Tras el parto, el cuerpo de la madre comienza a producir calostro, un líquido espeso y amarillento rico en nutrientes y anticuerpos que proporcionan una nutrición ideal para el recién nacido durante los primeros días de vida.
Aproximadamente entre el segundo y cuarto día después del parto, se produce la «subida de la leche«, un momento en el que los pechos se llenan y se vuelven más firmes, calientes y sensibles. Este aumento en la producción de leche se debe a la liberación de la hormona prolactina, que estimula la fabricación de leche, y la oxitocina, que provoca la eyección de la leche.
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Es importante mantener una succión frecuente y efectiva del bebé, ya que esto estimula aún más la producción de leche. Cuanto más succione el bebé, más leche producirá la madre. Por lo tanto, durante los primeros días, se recomienda amamantar a demanda, es decir, cada vez que el bebé muestre señales de hambre, sin seguir un horario estricto.
En caso de que el bebé no pueda amamantar directamente, se debe extraer la leche de forma manual o con un sacaleches para mantener la producción y evitar problemas como la congestión mamaria. Esto también permite que el bebé reciba los beneficios del calostro y la leche materna, incluso si no puede alimentarse directamente del pecho.
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Durante las primeras semanas de lactancia, tanto la madre como el bebé se enfrentan a diversos desafíos mientras aprenden a amamantar de manera efectiva. Algunos de los problemas más comunes incluyen:
Ante cualquier dificultad, es fundamental contar con el apoyo de profesionales de la salud, como asesores de lactancia, matronas o pediatras, quienes podrán brindar orientación y soluciones personalizadas para superar estos desafíos y establecer una lactancia materna exitosa.
Una vez que la lactancia materna se ha iniciado de manera adecuada y se ha superado la etapa de adaptación, tanto la madre como el bebé pueden disfrutar de numerosos beneficios:
Además, la lactancia materna tiene importantes beneficios a nivel social y medioambiental, como la reducción de los costos sanitarios y el impacto positivo en el medio ambiente al evitar el uso de biberones y fórmulas lácteas.
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Iniciar la lactancia materna de manera adecuada es fundamental para establecer una rutina exitosa y duradera, que brinde múltiples beneficios tanto para el bebé como para la madre. Aunque puede ser un proceso desafiante al principio, con el apoyo y la orientación adecuados, las madres pueden superar los obstáculos comunes y disfrutar de una experiencia gratificante y fortalecedora.
Recuerda que cada bebé y cada madre son únicos, por lo que es importante escuchar a tu cuerpo, seguir las señales de tu hijo y no dudar en buscar ayuda profesional cuando lo necesites. Con paciencia, práctica y el apoyo adecuado, podrás iniciar y mantener una lactancia materna satisfactoria.
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