La lactancia materna es una de las experiencias más gratificantes y desafiantes que puede vivir una madre. Junto con los momentos llenos de ternura, también surgen períodos de incertidumbre y preocupación, como las conocidas «crisis de lactancia». Estas fases representan cambios importantes en el desarrollo y las necesidades de nutrición del bebé, que pueden generar inquietud en las madres primerizas o incluso en aquellas con experiencia previa.
Sin embargo, es esencial comprender que estas crisis son completamente naturales y forman parte del proceso de crecimiento y adaptación del recién nacido. Conocer en profundidad qué son, cuándo ocurren y cómo manejarlas, puede ayudar a las madres a atravesarlas con mayor tranquilidad y confianza, garantizando una lactancia exitosa y una conexión aún más estrecha con su pequeño.
¿Qué son las crisis de lactancia?
Las crisis de lactancia, también conocidas como «brotes de crecimiento«, son períodos en los que el bebé experimenta un aumento repentino en sus necesidades de alimentación. Esto se debe a que el pequeño está atravesando un momento de rápido desarrollo y crecimiento, lo que se traduce en una mayor demanda de leche materna. Durante estas crisis, el bebé puede mostrar signos como:
- Aumento en la frecuencia de las tomas
- Irritabilidad o llanto constante
- Dificultad para mantenerse satisfecho después de las comidas
- Inquietud y dificultad para dormir
Estas manifestaciones no indican que haya un problema con la producción de leche de la madre, sino que son la forma natural en que el bebé regula la cantidad de leche que necesita para su desarrollo óptimo.
¿Cuándo ocurren las crisis de lactancia?
Las crisis de lactancia suelen presentarse en momentos clave del crecimiento del bebé. Aunque cada pequeño es único y puede tener sus propios patrones, existen tres crisis de lactancia que se consideran comunes:
Crisis de lactancia a las 3 semanas
Alrededor de las 3 semanas de vida, muchos bebés experimentan un aumento en la frecuencia de las tomas y pueden mostrarse más insatisfechos si se les retira del pecho. Esta crisis suele durar entre 3 y 4 días, después de los cuales el ritmo de alimentación vuelve a la normalidad.
Crisis de lactancia a las 6 semanas
En esta crisis, además del aumento en el número de tomas, el bebé puede presentar cambios de conducta, como llorar durante la alimentación, arquear la espalda o las piernas, o mostrarse más nervioso. La duración de esta fase es de 5 a 7 días.
Crisis de lactancia a los 3 meses
La crisis de los 3 meses es la más conocida y prolongada, pudiendo extenderse de 3 semanas a 1 mes. Además del incremento en la frecuencia de las tomas, los bebés pueden llorar al ser alimentados y reducir la duración de las mismas. Esto se debe a que su capacidad de succión ha mejorado, permitiéndoles obtener la leche de manera más eficiente. Cabe destacar que, si bien estas son las crisis más comunes, algunos bebés pueden experimentar otras crisis de crecimiento a lo largo de los primeros meses de vida.
Señales que indican una crisis de lactancia
Además de los cambios en el comportamiento del bebé durante la alimentación, existen otras señales que pueden ayudar a identificar una crisis de lactancia:
- Aumento en la frecuencia de las micciones y deposiciones: Si el patrón de eliminación del bebé se mantiene estable, es un buen indicador de que continúa recibiendo la cantidad adecuada de leche.
- Crecimiento y desarrollo normales: Si el bebé sigue ganando peso y creciendo según lo esperado, significa que está recibiendo los nutrientes necesarios, a pesar de los cambios en su comportamiento durante las tomas.
- Ausencia de signos de deshidratación: Piel y mucosas hidratadas, y buen llenado capilar son señales de que el bebé está bien alimentado.
Es importante tener en cuenta que, si bien estas señales pueden ser tranquilizadoras, cualquier duda o preocupación sobre el bienestar del bebé debe ser consultada con el pediatra.
¿Cómo diferenciar una crisis de lactancia de otros problemas?
Es común que las madres confundan los cambios de comportamiento del bebé durante una crisis de lactancia con problemas de alimentación, producción de leche o succión. Sin embargo, existen algunas formas de distinguir si se trata realmente de una crisis de lactancia:
- Ausencia de signos de baja producción de leche: Si los pechos no se sienten excesivamente blandos o dolorosos, y el bebé continúa teniendo un buen patrón de eliminación, es probable que se trate de una crisis de lactancia y no de una disminución en la producción de leche.
- Crecimiento y desarrollo adecuados: Si el bebé sigue ganando peso y creciendo según lo esperado, es señal de que está recibiendo la cantidad de leche que necesita, a pesar de los cambios en su comportamiento.
- Consulta con el pediatra: Si persisten las dudas o preocupaciones, es fundamental acudir al pediatra, quien podrá evaluar el estado de salud y desarrollo del bebé, y descartar cualquier problema subyacente.
Es importante destacar que, si bien las crisis de lactancia son eventos transitorios y naturales, es crucial estar atenta a cualquier señal que pueda indicar una dificultad real en la alimentación o el crecimiento del bebé, y consultar de inmediato con un profesional de la salud.
¿Cómo manejar las crisis de lactancia?
Ante la aparición de una crisis de lactancia, existen algunas estrategias que pueden ayudar a las madres a atravesarla con mayor tranquilidad:
- Alimentar al bebé a demanda: Ofrecer el pecho cada vez que el bebé lo solicite, sin intentar imponer un horario fijo. Esto ayudará a satisfacer su mayor necesidad de alimentación.
- Buscar un entorno tranquilo: Elegir un lugar con poca luz y ruido durante las tomas puede ayudar al bebé a concentrarse y evitar distracciones.
- Evitar la frustración: Si el bebé se muestra inquieto o llora durante la alimentación, mantener la calma y no forzarlo a seguir mamando. En su lugar, intentar mecerlo, abrazarlo o hablarle para tranquilizarlo.
- Descansar y pedir ayuda: Las crisis de lactancia pueden ser agotadoras para las madres. Es importante que busquen el apoyo de su pareja, familiares o amigos, y se tomen momentos de descanso cuando sea posible.
- No introducir suplementos: Evitar ofrecer leche de fórmula u otros suplementos durante las crisis, ya que esto puede interferir con la producción de leche materna y llevar a un abandono prematuro de la lactancia.
- Consultar con un experto: Si las dudas persisten o el bebé muestra signos de alarma, no dudar en acudir al pediatra o a un consultor en lactancia, quienes podrán brindar asesoramiento y descartar cualquier problema.
Recordar que las crisis de lactancia son eventos temporales y que, con paciencia y el apoyo adecuado, la madre y el bebé lograrán superarlas con éxito.
Importancia de conocer las crisis de lactancia
Estar informada sobre las crisis de lactancia es fundamental para las madres, ya que les permite:
- Reconocer los cambios normales en el comportamiento del bebé durante su crecimiento, evitando interpretarlos erróneamente como problemas de alimentación.
- Mantener la tranquilidad y la confianza en su capacidad de amamantar, evitando el estrés y la ansiedad que podrían llevar al abandono prematuro de la lactancia.
- Evitar la introducción innecesaria de suplementos o leche de fórmula, lo cual podría afectar negativamente la producción de leche materna.
- Estar preparadas para afrontar estos períodos de mayor demanda de alimentación, implementando estrategias que faciliten el proceso y brinden bienestar tanto al bebé como a la madre.
- Acudir oportunamente al pediatra o a un consultor en lactancia si persisten las dudas o preocupaciones, asegurando el mejor cuidado y desarrollo del bebé.
En resumen, conocer en profundidad las crisis de lactancia es una herramienta invaluable para las madres, que les permite disfrutar de una lactancia más tranquila, exitosa y fortalecedora de la conexión con su pequeño.
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Conclusión
Las crisis de lactancia son una parte natural y esperada del proceso de alimentación y crecimiento de los bebés. Lejos de ser un problema, representan momentos en los que el pequeño experimenta un aumento en sus necesidades nutricionales, lo que se refleja en cambios de comportamiento durante las tomas.
Comprender qué son estas crisis, cuándo suelen presentarse y cómo manejarlas, permite a las madres atravesarlas con mayor serenidad y confianza, evitando interpretarlas erróneamente como dificultades en la producción de leche o en la alimentación del bebé.
Al estar informadas y preparadas para afrontar estas crisis, las madres pueden brindar a sus pequeños el mejor apoyo y cuidado, fortaleciendo aún más el vínculo único que se crea a través de la lactancia materna. Recordar que, con paciencia y las estrategias adecuadas, estas etapas pasajeras serán superadas con éxito, dando paso a una lactancia plena y satisfactoria.
Referencias
- Dodot. (24 de Agosto de 2024). Brotes de crecimiento o crisis de lactancia: ¿cómo identificarlos?
- García, N. (16 de Febrero de 2022). Crisis de lactancia, ¿qué es y por qué sucede? Natalben.
- Mustela. (6 de Octubre de 2017). Consejos para superar una crisis de lactancia materna.
- Padró, A., y Torras, E. (7 de Marzo de 2016). Crisis o brotes de crecimiento. Alba Lactancia Materna.
- Palao, B. (5 de Agosto de 2020). Crisis de lactancia: ¿Qué son? Veritas.
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